Aquel día por cosas del destino o porque Dios permitió que te cruces en mi camino, debajo de ese árbol en mi vereda te vi acurrucadito junto al tronco, te habías caído de tu nido queriendo volar pero aun tus alitas no estaban suficientemente fuertes para que toquen la briza libre de un dulce vuelo.
Me acerque con cuidado tratando de no asustarte y logre tomarte entre mis manos, sin saber que hacer lo primero que hice fue acurrucarte en mi pecho, de allí busque una cajita con sabanita y te deposite allí, sin saber cómo alimentarte se me ocurrió mojar unas migas de pan en leche y de a poquito entre temor y cariño lograste picotear algo.
Pasaban los días e ibas tomando confianza, ya respondías a mi llamado y te animas a caminar por mi brazo y terminabas acurrucándote en mi cabello, no podía creer pero hasta parecía que conocías mi vos porque cuando andaba cerca de ti y me escuchabas empezabas a gritar y aletear suavemente, hoy te di de comer como siempre y dormiste en mis brazos, mas tarde sin verte cuando volví a alimentarte, me di cuenta que ya tus alitas estaban lo suficientemente fuerte y lograste tocar la libertad por primera vez, hoy yo ya te extraño y no puedo dejar que caigan las lagrimas, pero a la vez le doy gracias Dios por ponerte en mi camino, te quiero y siempre lo haré mi dulce “picara” como yo y una amiga te bautizamos.
Autor: Emilce.E.Esnarriaga.
Imagen: Propia.
Fecha: 03/12/12.
Emilce Esnarriaga Todos los derechos reservados©,
Me acerque con cuidado tratando de no asustarte y logre tomarte entre mis manos, sin saber que hacer lo primero que hice fue acurrucarte en mi pecho, de allí busque una cajita con sabanita y te deposite allí, sin saber cómo alimentarte se me ocurrió mojar unas migas de pan en leche y de a poquito entre temor y cariño lograste picotear algo.
Pasaban los días e ibas tomando confianza, ya respondías a mi llamado y te animas a caminar por mi brazo y terminabas acurrucándote en mi cabello, no podía creer pero hasta parecía que conocías mi vos porque cuando andaba cerca de ti y me escuchabas empezabas a gritar y aletear suavemente, hoy te di de comer como siempre y dormiste en mis brazos, mas tarde sin verte cuando volví a alimentarte, me di cuenta que ya tus alitas estaban lo suficientemente fuerte y lograste tocar la libertad por primera vez, hoy yo ya te extraño y no puedo dejar que caigan las lagrimas, pero a la vez le doy gracias Dios por ponerte en mi camino, te quiero y siempre lo haré mi dulce “picara” como yo y una amiga te bautizamos.
Autor: Emilce.E.Esnarriaga.
Imagen: Propia.
Fecha: 03/12/12.
Emilce Esnarriaga Todos los derechos reservados©,
No hay comentarios:
Publicar un comentario