Sentir que las horas trascurren vivir latiendo sin sentido, observar de lejos esas sonrisas que se dibujan harapientas y hasta con fango en sus señas pero perteneciendo a su dueño, elevándose tan alto que tocan el cielo, siendo tan libre como la brisa que despeina el cabello.
Bajando mi cabeza me doy cuenta que ya no soy dueña ni de mis propios sueños tan solo soy una marioneta manejable y sin sentimientos, las fuerzas han partido dejando un gran surco para que si algún día decido vivir por mí misma sea esa cicatriz la que me recuerde que nunca habrá vuelo si entrego a otros mi existencia.
Autores: Emilce,Elizabeth,Esnarriag
Fecha: 18/10/2014.
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Imagen: sacada de la web —
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