No podemos permitir que seamos nosotros mismos los que nos castiguemos así, no podemos ser nuestros propios enemigos, dejando que se pierdan los cerrojos de esos portales que anidar muy dentro dejando su herrumbre e infectando nuestro corazón.
Hay miles portales que tal vez no podamos abrir, pero no podemos ser asesinos de nuestro mismo interior negándonos abrir nuestros pórticos y envenenando nuestro ser.
Autor: Emilce,Elizabeth,Esnarriag
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