Sintió una fuerza extraña que apretó su pecho y la hizo
desvanecer.
Fue como un haz de luz que despertó su alma, ya no era la
misma, sino que despertó a la vida con esa fortaleza que invadió su ser,
Se sintió libre como un ave, pero fuerte como el acero.
Desde ese día la vida la despertó, dulce y enfurecida.
Autor: Emilce Esnarriaga.
Imagen: sacada de la web.
Fecha: 29/06/2012.
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