Dejo caer esa lágrima, dejo que ella sea quien purifique su
alma.
Permito que el dolor se desplace en su cuerpo y se aleje
suavemente llevándose con el rencor.
Dejo que esa lágrima sea testigo de su desengaño.
Permito que su lama
se abriera y dejo que la luz entre en su corazón.
Dejo caer esa lágrima, porque no quería que su espíritu pruebe
el veneno.
Permitió que su cuerpo se rebele ante el dolor y logro
purificar su alma.
Dejo caer esa lágrima, dejo que ella sea quien purifique su
ser.
Autor: Emilce Esnarriaga.
Imagen: sacada de la web.
Fecha: 26/06/2012).
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