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viernes, 17 de enero de 2014

Era una noche como esas en que el cielo solo se ilumina con los destellos de las estrellas.
Debajo de ese cielo en una casita descansaba AsirÍ, una niña de tan dulces sueño que solía sonreía mientras dormía.
Su madre trabaja bajo la noche tranquila y velaba con su mirada dulce a esa niña que era la razón de su vida.
El sol toco su ventana y un ave le regalo su canto, estiro sus bracitos como despertando sus ganas, se sentó en su cama y con ese brillo que nacía de su mirada observo esa ave que posaba en su ventana, sonrío con su calidez de niña y sin dudar se acercó despacio con la ilusión de poder tocar sus alas, cuando de pronto tropezó y el ave voló, en esos momento se abrió la puerta de su cuarto y la sonrisa de su madre brillo, ella corrió a sus brazos y esa muestra de cariño fue el más bello regalo.
Tomadas de la mano llegaron a la cocina un chocolate caliente y un pedazo de torta serian el desayuno perfecto para una mañana fría.
AsirÍ se dirigió a la puerta con una bufanda que tapaba sus ojos y un saco que arrastraba en el piso, su madre le pregunto a donde iría y ella con una sonrisa le respondió, iré a buscar el sol para que nos de calor, su madre sonrió y con una tierna mirada le dijo: pues ten cuidado porque su brillo te puede sorprender.
AsirÍ salió de su casa y caminando por el parque le pregunto a un ruiseñor si él no sabía dónde vivía el sol, a lo que él le contesto yo no sé bien su dirección pero sé que su casa queda más allá de las nubes.
La niña siguió su camino pensando cómo podía llegar hasta allí.
Detrás de unas ramas escucho mucho ruido se acercó despacito y al mirar entre las hojas su ojos se sorprendieron y su corazón parecía un caballo veloz, sin dudar se retiró unos metros y si, no podía negarlo se había asustado, se tapó con su bufanda y agarro coraje, con pasos suaves volvió al lugar, cuando de pronto se asomaron unos ojos que al verla se escabulleron entre las hojas, dulcemente separo las ramas, allí estaba, era un pequeño dragón que al verla él también se asustó; espera le dijo no te are daño ; cómo te llamas acaso estás perdido, a lo que el dragón muy tímido le respondió: algo así es que del cielo he caído, como dijo Asirí del cielo, si del cielo he dicho, tu puedes llegar más allá de las nubes, por supuesto mira tengo alas incluso vivo en un castillo que flota en lo alto del cielo, la niño sonrió porque estaba escuchando algo que la hacía feliz.
Asirí le pregunto su nombre, él le dijo me llamo “Destello”, que bonito nombre dijo la niña me gustaría que seamos amigos, el dragón sonrió y le asentó con su cabeza.
Ese día comenzaba una mágica amistad que los llevaría a una ventura llena de magia y fantasía.
Asirí todas las mañana le llevaba una canasta de alimentos a su nuevo amigo, así pasaron mese, riendo jugando y disfrutando de esa amistad.
Un día cuando Asirí llegó al lugar, descubrió que su amigo ya no estaba, hizo caer la canasta y la comida rodo, se incoó de rodilla y sus lágrimas nacieron como un gran manantial, de pronto sintió en su hombro que alguien la toco, levantó su cabeza y al abrir sus ojos descubrió que era su amigo Destello se levanta veloz como un rayo y un dulce abrazo los unió en calor a esos amigos.
Destello le dijo que si se animaba se suba a su espalda que el la llevaría más allá de la nube para que pueda hablar con el sol, así lo hizo Asirí y con el corazón muy feliz ella pudo tocar la suavidad de las nubes.
En ese dulce vuelo Asirí llego al sol y con su dulzura ella lo compro y no se pudo negar a su petición desde ese día el sol le aria compañía en su hogar para que su mama no sufra frío y con una bella sonrisa Asirí y Destello suelen recorrer el cielo jugando a las escondida.
Autor: Emilce.Elizabeth,Esnarriaga.
Imagen sacada de la wb.
Fecha: 16/01/2014.
Todos los derechos de autor reservados, cualquier copia será sancionada.

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