Había una vez una pepita de arroz, eran tan chiquita, que nadie la veía.
Un día se subió a una silla, y con vos fuerte grito ¡me llamo Jacinta y soy una pepita de arroz! pero nadie la hoyo.
Un día entro la mascota de la casa, moviendo su cola y su nariz en el piso olfateaba todo as u alrededor, cuando llego donde estaba Jacinta hachís estornudo, que haces aquí le pregunto el perro a Jacinta, es que me he caído, pero grito y grito y nadie me escucha.
El perrito la miro y sonríe, súbete a mi cola le dijo y luego en mi espalda, daremos una vuelta a ver qué pasa, Jacinta con algo de temor trepo a la cola y llego a su espalda, a dijo el perro por cierto me llamo serafín, y yo Jacinta dijo la pepita de arroz.
Juntos comenzaron una aventura, la más bella de su vida, recorrieron parque, y calesitas, ya eran grandes amigos, Jacinta ya no necesito que nadie la escuche, porque ahora tenía un amigo y ese amigo la hacía muy feliz.
Moraleja: Por más pequeños que seas mereces sonreír.
Autor: Emilce,Elizabeth,Esnarriaga.
Imagen: sacada de la web.
Fecha:22/01/2014. Todos los derechos de autor reservados