No pude desviar mi mirada, no desee pasar por alto, me acerque sigilosamente y entre mis manos ofrecí una humilde gota para saciar la sed.
No pude dejar de sentir que todo aquello era la razón de un bello palpitar llamado vida.
Rezonga el aire entre el verde que regala su esperanza y rugen las rocas cuando desean caer.
Me detuve sin vacilar y pude reconocer que la vida respira y va más allá de mi agonía.
Tuve la oportunidad de volver a nacer, pude conocer que hay mucho más allá de mí.
Valore mi respiro, pero en mi despertó el valor que tiene este regalo de estar vivo.
Autor: Emilce,Elizabeth,Esnarriaga. Imagen: sacada de la web. . Fecha: 17/01/2014. Todos los derechos de autor reservados